Hegemonía electoral y outliers estadísticos

2017-12-04

Hay elecciones que se ganan cómodamente, otras que se ganan por goleada... y está Santiago del Estero.

El Viernes tuve la suerte de participar en el Datatón Electoral organizado por Antonio Milanese, analizando sets de datos de las elecciones pasadas junto con otros analistas de datos, politólogos, etc. El análisis que probé no respaldó mi hipótesis (es el riesgo de trabajar con datos...), pero dio pie a una observación interesante.

A pesar de la aparente polarización electoral en la Argentina, incluso mesa por mesa los resultados tienden a ser relativamente cercanos. Por ejemplo, en las elecciones para diputados nacionales en el 2017, solo en el 47% de las mesas la opción ganadora en esa mesa sacó más de la mitad de los votos:

La asimetría de esta distribución es lógica (es difícil ser la opción ganadora en una mesa con menos del 40%), pero igualmente la cantidad de mesas en las que la opción ganadora sacó un porcentaje muy alto es en si misma muy alta: en el 1% de las mesas el ganador sacó más del 83% de los votos, algo que en un análisis estadístico superficial no debería pasar casi nunca. Esta es una "anomalía" estadística que refleja un patrón social bastante común. La gente que vota en las mismas mesas tiende a ser más homogénea social y políticamente que la que vota en mesas diferentes, y es natural haya más mesas políticamente homogéneas de lo que sería dado esperar si personas y mesas fuesen asignadas al azar.

Pero por otro lado, si miramos donde están esas mesas inesperadamente homogéneas, surge algo que tiene menos que ver con la sociología abstracta. De las 1004 mesas en las que el ganador sacó más del 83% de los votos...

A nivel nacional, alrededor de una de cada cien mesas fue por goleada; en Santiago del Estero, más de una de cada tres. Las siguientes son las diez provincias con mayor porcentaje de mesas por goleada (haga click en el gráfico para agrandarlo, pero, como puede imaginar, la barra gigante de la izquierda es Santiago del Estero):

Esta no es una observación sorprendente dada la realidad política de Santiago del Estero o Formosa, pero muestra cómo algunos patrones sociales y políticos locales son visibles incluso en el análisis cuantitativo más superficial.