No es la grieta, es el techo

2017-07-08

La unidad natural para la economía argentina no son ni el peso ni el dólar, sino el globón per cápita. Un globón — nombre que acabo de inventar — es lo que produce un ser humano promedio en un año, en alguna unidad monetaria normalizada. Medir las cosas en globones resulta práctico porque los números son chicos, las comparaciones se pueden hacer de manera bastante directa, y, siempre que uno no busque mucha precisión de detalle, se pueden ignorar cuestiones de cambio tecnológico, crisis mundiales, crecimiento poblacional, etc.

Estos son los tres números fundamentales de la economía argentina:

Esos cincuenta centavos de globón resultan poco para proveer los servicios que la ciudadanía espera. Si bien la ineficiencia y la corrupción no son precisamente desconocidas en el Estado, no hay lugares obvios de donde cortar los diez centavos de globón que haría falta ahorrar para evitar el déficit fiscal: son casi la mitad de todo lo que se transfiere a provincias y municipios, casi todo lo que se gasta en jubilaciones, o siete veces el gasto total en asignaciones familiares y la Asignación Universal por Hijo.

Pero una presión tributaria de un tercio está en el límite de lo aceptable, y el país no puede endeudarse eternamente a las tasas a las que aceptan prestarle. ¿Qué puede hacer un Gobierno?

La apuesta del actual Gobierno es la única lógicamente posible: si la economía crece y la Argentina produce más globones por año, entonces el Estado puede gastar lo mismo quedándose con una proporción menor, gastar más quedándose con la misma proporción, o incluso gastar más y recaudar relativamente menos.

Es la única opción que tiene sentido tanto política como económicamente. El problema es qué pasa cuando uno mira la historia de la economía Argentina medida en globones.

 

A principios de los '60 la Argentina producía más de dos globones y cuarto por año. Eso es casi el doble de lo que hoy producimos, pero con una diferencia importante en los dos países con más población, y por ende los que más afectan qué quiere decir "productividad de un ser humano promedio": China estaba entre la Gran Hambruna y la Revolución Cultural --- dos de los desastres económicos autoinflingidos más graves en la historia mundial --- e India estaba replicando el programa de desarrollo de la Unión Soviética, con todavía peores resultados.

Entre 1960 y 1980, con algunos altibajos, la economía Argentina bajó de dos globones y cuarto por año a un globón y cuarto por año. No es que la economía Argentina se hubiese achicado: en dólares constantes per cápita, era más del doble en 1980 que en 1960. Pero es fácil crecer cuando pasás de la tecnología de 1960 a la de 1980, y lo que hizo la Argentina fue crecer mucho menos que el resto del mundo, que quintuplicó su productividad durantes esos veinte años.

Desde entonces, la Argentina tiene una economía bastante inestable pero con un techo muy claro: no pasa de manera sustentable de un globón y cuarto por año desde hace décadas, con un máximo de alrededor de un globón y medio, y los valores de antes de 1980 tenían menos que ver con el país que con el estado del resto del mundo. No es algo que se pueda demostrar, pero mirando esos números sin una dosis deliberada de optimismo, uno podría pensar que la a sociedad, cultura, geografía, e instituciones Argentinas dan para una economía de un globón y medio por año en el mejor de los casos.

Si este techo es real (y si no lo es, ninguna generación Argentina reciente lo ha demostrado), tenemos un problema bastante estructural: Con la mejor economía posible (un globón y medio por año), y la mayor tasa de impuestos aceptable (un tercio), el Estado solo puede gastar el mínimo aceptable en servicios públicos (cincuenta centavos de globón por año).

De más está decir que "aceptable" es un eufemismo para "probablemente llegás a las elecciones, aunque nada dice que las ganes." Esta es la antiguedad y profundidad de la situación del país: Para poner la carga impositiva en línea con el resto de la región, o, equivalentemente, para subir en un 50% el gasto público real, la economía tendría que llegar a al menos dos globones por año, una productividad comparada con la del resto del mundo que jamás hemos tenido desde que China e India — los dos países con más peso en el promedio mundial — empezaron a dejar de ser perversamente autodestructivos (y sospecho que, descontando el efecto de las guerras mundiales, desde hace muchísimo más tiempo).

Es comprensible, por razones tanto políticas como prácticas, que el actual Gobierno muestre una actitud de calma y confianza profesional al hablar de la necesidad de inversiones, modernización, inserción en el mundo, educación, etc. No teniendo ninguna responsabilidad administrativa ni política, me puedo tomar la libertad de ponerlo en términos que creo son más transparentes:

La Argentina es, veinte centavos de globón más o menos, exactamente tan rica como puede serlo dado su capital institucional, político, humano, y físico. Hoy estamos aproximadamente en la situación promedio de las últimas décadas, y el techo al que podemos aspirar sin un cambio sistémico de los que han habido pocos en la historia del mundo no alcanza para poner al país en una situación significativa y sustentablemente mejor.

No lo veo como algo descorazonador. Generalmente no intentamos hacer las cosas lo mejor posible porque "lo suficientmente bien" es menos riesgoso. Para la Argentina no: hay que hacer las cosas mejor que nunca antes, porque nada menos que eso va a ser remotamente suficiente.